Nuestra mente puede compararse a un coche de dos marchas, el modo haciendo y el modo siendo. Reconocer cuando cambiar de marcha mediante la práctica de la Atención Plena puede suponer la diferencia entre el permanecer en la quietud y tranquilidad interior o la insatisfacción o el estrés.
El modo haciendo es un modo orientado a la acción, muy útil para conseguir objetivos externos y modificar nuestro entorno, la tecnología, las grandes construcciones, la organización de las sociedades es un ejemplo de todo ello.
Pero cuando se trata de objetivos internos, de conseguir una mayor plenitud y satisfacción, este modo haciendo es ineficaz. Y cuando queremos deshacernos de estados anímicos indeseados y utilizamos esta estrategia el resultado es más inquietud y desazón ya que intentar evitar lo desagradable, el problema "pensando en el problema" "rumiándolo" es como caer en arenas movedizas, cuando más luchamos por salir, más nos hundimos.
El modo siendo, el cultivo de la Atención Plena, nos brinda una oportunidad distinta de conocer la experiencia de cada momento tal y como es, sin juicio, sin el impulso a que las cosas sean diferentes de como son ahora en este momento, nos permite ser conscientes de cuando es el momento de cambiar de marcha, pues el equilibrio de estas dos formas de conocimiento es vital para llevar una vida plena y satisfactoria.
El modo haciendo es un modo orientado a la acción, muy útil para conseguir objetivos externos y modificar nuestro entorno, la tecnología, las grandes construcciones, la organización de las sociedades es un ejemplo de todo ello.
Pero cuando se trata de objetivos internos, de conseguir una mayor plenitud y satisfacción, este modo haciendo es ineficaz. Y cuando queremos deshacernos de estados anímicos indeseados y utilizamos esta estrategia el resultado es más inquietud y desazón ya que intentar evitar lo desagradable, el problema "pensando en el problema" "rumiándolo" es como caer en arenas movedizas, cuando más luchamos por salir, más nos hundimos.
El modo siendo, el cultivo de la Atención Plena, nos brinda una oportunidad distinta de conocer la experiencia de cada momento tal y como es, sin juicio, sin el impulso a que las cosas sean diferentes de como son ahora en este momento, nos permite ser conscientes de cuando es el momento de cambiar de marcha, pues el equilibrio de estas dos formas de conocimiento es vital para llevar una vida plena y satisfactoria.
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